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Hay un delicioso efecto colateral derivado de la aparición de Play Station 3 y competidoras que no hay que dejar de comentar: Play Station 2 es ya un sistema retro. Esto significa que, a partir de ahora, un desarrollo para esta máquina lleva, de forma connatural, la etiqueta de old-school. Si algo no da la talla tecnológica, ya se sabe, es old-school, arcaico, incongruente.

Pero este escalón generacional promete ser bastante distinto al anterior. La magnitud técnica de los nuevos sistemas obliga a las desarrolladoras a hacer unas inversiones exorbitadas si quieren dar esa talla tecnológica. Y aún así, es muy difícil que la inversión pueda ser recuperada, dado el —aún— escasísimo parque de máquinas existente. Las compañías de soft tienen que seguir apostando por PS2. Es raro el aficionado —nipón— al vídeo-juego que no tiene una PS2 en activo. Y, dada la —ya oficialmente— condición vintage del sistema, el despliegue técnico de un juego, de repente, no es tan relevante. Es como si se hubiera cortado una constreñida atadura, como si se hubiera proporcionado el perfecto subterfugio; de pronto, PS2 es un sistema inequívocamente apropiado para acoger cualquier desarrollo basado en gráficos 2-D.

["Presente de subjuntivo"]

Pajas mentales aparte, lo que es indudable es que ha tenido que llegar la nueva generación para que ciertas compañías amigas del sprite dieran el paso a PS2. Como dimos testimonio en nuestro Foro [ > ] —anticipándonos a cualquier otro medio de lengua distinta al japonés, por si alguien aún lo duda y por feo que quede saliendo de mi teclado—, Starfish, una compañía prácticamente circunscrita en exclusiva al ámbito de los handhelds hasta ahora, está preparando un juego de acción para PS2 con gráficos 2-D íntegramente diseñados en alta resolución, secuela, además, de un título clásico de Taito: Kiki-Kaikai —que Natsume se encargó de convertir en mito con sus interpretaciones para Super Famicom—. No es el primero de estas características —ahí está Sega Memorial Selection, sin ir más lejos—, pero su naturaleza de producción ordinaria de presupuesto estándar lo convierte en un rara avis, si dejamos al margen el particular género de la lucha versus —en el que, por cierto, debemos anotar el ya anunciado duodécimo episodio de The King of Fighters, para el que nos han prometido gráficos rediseñados en 2-D—.

Y no va ser el único en esta línea; la propia Starfish proclamó vía Famitsu que Chuka Taisen, otra de la series clásicas de Taito —constituida por un par de juegos de disparo de scroll horizontal inspirados en la leyenda del Rey Mono— va a sufrir el mismo tratamiento. O Grim Grimoire [ > ], el primer trabajo de Vanillaware desde Princess Crown, que nos ha cogido a todos por sorpresa, pues esperábamos antes saber algo de ese proyecto secreto —a voces— que atiende por Odin Sphere [ > ]. El mayor inconveniente para que florezcan muchas más obras de estas características lleva el nombre, por supuesto, de Nintendo DS. El handheld de Nintendo sigue acaparando la atención de las desarrolladoras de juegos con sprites dada su imparable expansión. Uno no puede por menos que lamentar que títulos con un potencial artístico como el de Seiken Densetsu: Heroes of Mana [ > ] o FFXII: Revenant Wings [ > ] se sigan destinando a pantallas de dos pulgadas. Incluso el próximo episodio de la saga Atelier de Gust [ > ] se jugará con lápiz de plástico.

Así y todo, 2007 promete ser un año interesante para los amantes del bitmap y, PS2, uno de los mejores sistemas, atendiendo a catálogo, que jamás pueda existir. No hay que olvidar los trabajos de la incansable Nippon Ichi [ > ], el Shining Wind de Sega [ > ], los remakes de clásicos de esta compañía dentro de su sello Sega Ages 2500 Series —Fantasy Zone II DX ya está anunciado—, y, especialmente, el mencionado Odin Sphere. Quizás sea nuestro último año, pero a fe que lo viviremos con el mayor de los entusiasmos. Feliz presente de subjuntivo.

 
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