SURPRISE ATTACK
 
Sistema: ARCADE
Formato: PCB (JAMMA)
Hardware: -
Lanzamiento: ??.10.1990
Marca: KONAMI
Desarrollador: KONAMI

Konami ha sido tradicionalmente la compañía que mejor ha sabido plasmar en los arcades una ambientación inspirada en la ciencia ficción espacial. Sus obras maestras en el género de los shooting games espaciales son incontables, pero también ha sabido producir con acierto algunos juegos de acción con esta temática. Surprise Attack es uno de los ejemplos más evidentes.

También es uno de los plagios más claros que Konami se ha atrevido a realizar de un juego de otra compañía. De hecho, una ambientación notablemente distante es lo único que separa este título del célebre Shinobi de Sega, pues sus mecánicas y desarrollos se parecen como dos gotas de agua. En Surprise Attack creerás estar en la piel del mismo Joe Musashi, abatiendo a los mismos ninja con las mismas técnicas, rescatando a los mismos niños para pasar a la siguiente fase, recogiendo el mismo power-up... sólo que los niños secuestrados son ahora bombas a punto de explotar, los ninja, terroristas licenciados en astronáutica y Joe Musashi, un sargento de las Fuerzas Especiales que se hace llamar Red Thunderbolt y debe impedir que una base lunar termine como basura sideral.

El juego se estructura en seis fases o capítulos —más una fase preliminar—, divididos a su vez —salvo la primera— en tres áreas, de las cuales, la última corresponde siempre al enfrentamiento con el final boss. Las áreas restantes se superan una vez hayamos desactivado las diferentes bombas repartidas a lo largo de las mismas y alcanzado el punto de conclusión antes de que el tiempo se agote. Disponemos de un arma básica que puede potenciarse con el uso del item de rigor, y un mover —como lo llaman en el juego— que nos dota, durante un breve periodo de tiempo, de invulnerabilidad y una enorme potencia destructiva, además de la capacidad de volar, aunque para ello es necesario recoger las botellas de fuel correspondientes. 

El desarrollo de Surprise Attack es estrictamente lineal. Las fases están concebidas para su íntegra memorización; enemigos y items se sitúan siempre en los mismos y estratégicos lugares. Si se pierde una vida, el área deberá ser afrontada de nuevo desde el principio, y aunque las bombas que ya han sido neutralizadas no necesitarán una nueva desactivación, la mayor parte de los enemigos abatidos sí volverán a hacer acto de presencia. Algunas de las áreas cuentan con un sistema antigravitatorio que permite caminar por el techo como si fuera el propio suelo. Durante estos paseos boca abajo, los controles que rigen el eje vertical se invierten, como ya ocurriera en Strider Hiryu —ni siquiera en esto es original Surprise Attack—, aunque esta vez el jugador es libre de elegir cuándo cambiar entre suelo y techo. Si queremos encontrar algo de originalidad habría que buscarla en los interludios de cada fase, donde se nos propondrá, a modo de bonus, un cuestionario de diez preguntas relacionadas con el mundo de la astronáutica para subir nuestra puntuación. No añade nada sustancial pero contribuye al espectáculo, que es de lo que se trata.


Al igual que Shinobi, Surprise Attack es un juego basado en la memorización. La auténtica dificultad del juego reside, en efecto, en los ataques sorpresa, en acciones o apariciones
inesperadas, incluso sucias, que los enemigos tienden a realizar o en las diversas trampas que se extienden a lo largo de los escenarios. Perder vidas y reintentar hasta aprender qué ocurre en cada rincón del juego y cómo es el patrón de ataque de cada final boss es la auténtica filosofía de un programa que repite con demasiado descaro una mecánica tan reconocible y elemental como la del veterano Shinobi.

Y contra todo pronóstico, la fórmula vuelve a funcionar. Para empezar, Konami ha elaborado, cómo no, un preciosista entorno gráfico, con unos escenarios espectaculares y unos sprites de impecable factura —aunque demasiado homogéneos—, donde quizás se eche en falta algo más de animación. Musicalmente, Surprise Attack goza de piezas dignas del sello Konami, con algunas composiciones francamente inspiradas. Por otra parte, el control del héroe es certero, directo, preciso. El cambio entre suelo y techo, al principio algo confuso, se revela pronto como una útil herramienta, que permitirá esquivar con rapidez enemigos y proyectiles. La brevedad de las áreas, su diversidad y una curva de dificultad estudiada al máximo son otras virtudes de un producto pensado para enganchar desde el principio.

Pero es inevitable hacer conjeturas. ¿Qué hubiera pasado si al juego se le hubiera dotado de un desarrollo menos rígido? Probablemente, que estaríamos ante un clásico. Un planteamiento más cercano a serie Contra, por citar un ejemplo, que basase su mecánica en la habilidad y los reflejos del jugador en lugar de en la estricta memoria, es habitualmente aceptado con unanimidad. Un concepto tan poco flexible como es el de Surprise Attack, hace que esa primera oportunidad que el juego demanda para demostrar sus cualidades no sea ofrecida por cualquiera, o que acabe frustrando prematuramente a más de uno.

Yo le concedí esa oportunidad. Y, a pesar de no hallar nada original en él, me encontré con un juego excitante, sabiamente diseñado, en el que destaca, por encima de todo lo demás, el estilo impreso, la ambientación y la belleza gráfica propios de una de las casas que más presupuesto y recursos ha manejado en el sector. No es un juego para todo el mundo, pero si disfrutaste con Shinobi o Rolling Thunder, esta propuesta de Konami está pensada claramente para ti. 



                                             Recap

    

Todo el artwork original es propiedad intelectual de Konami Industry Co. Ltd.

 
  
 
 
 
 
   
     

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