Salta a la vista el mimo con el que se ha tratado este producto. No sólo tecnológica y estéticamente; comenzar a jugarlo es caer de inmediato en sus redes gracias a su
facilidad de manejo y magnífica respuesta. Eso sí, pronto descubres la enorme profundidad de su mecánica: el modo de combate escogido transforma radicalmente la manera de llevar a tu personaje, mientras que la posibilidad de ejecutar todo tipo de combos y el enorme repertorio de especiales —con sus incontables formas de continuarlos, en muchos casos—, sin olvidarnos del sistema de rechazo del golpe del rival, dejan el camino abierto a un combate tan técnico y complejo como uno sea capaz de desarrollar. Aún con un número de personajes algo escaso, Gekka no Kenshi condensa en su plantilla todos los estilos de combate propios de la lucha bidimensional: desde los básicos y agresivos hasta los grapplers y contestatarios. El balance entre todos ellos está, de hecho, meticulosamente estudiado. Cada personaje cuenta con su propia historia y desenlace —que son narrados, como es habitual en los programas de esta compañía, con pequeños cinemas puntuales—, lo cual, unido a un nivel de dificultad sabiamente ajustado —con un enemigo final duro, pero, por una vez, no imbatible—, convierten al modo de un jugador en una experiencia tan plena como el juego a dobles. O casi.

 
Sin renunciar a sus raíces, SNK se ha apartado un poco de sí misma. Lejos de los personajes vetustos de los King of Fighters o los escenarios desalmados de los Real Bout, Gekka no Kenshi pone de manifiesto que el estilo anime no es coto privado de Capcom. La sorprendente animación de los personajes junto a su impecable diseño con colores semi-planos y en base a las premisas del cómic japonés puramente comercial, recuerdan más a los títulos de la compañía rival que a cualquier otro programa del catálogo de Neo-Geo. Incluso la propia mecánica del juego tiene más puntos en común con Street Fighter III que con Samurai Spirits, sin ir más lejos. El sello de SNK, en cualquier caso, sigue estando presente: zoom-outs que permiten el combate a grandes distancias, supers de nivel máximo cuando coinciden una escasa barra de vida y la barra de super completa, hilo argumental trabajado, soberbias interpretaciones vocales y, sobre todo, una espectacularidad sin parangón.

Es difícil imaginarse el resultado que habrían obtenido los programadores de SNK si hubieran empleado un hardware más potente, pero da la sensación de que el sistema Neo-Geo ha tocado techo con este título. No es un juego de lucha más, es la unión de un mecánica perfectamente pulida y una belleza plástica capaz de cautivar al mayor detractor de la estética samurai. Que no es poco.

   

                                           Recap

     
  

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