DRAGON EGG!
 
Sistema: PC ENGINE
Formato: 4Mb ROM HU-CARD
Hardware: -
Lanzamiento: 27.08.1991
Marca: NCS MASAYA
Desarrollador: TENKY

Si hay un género por el que se caracterizase el sistema PC Engine —en su formato básico de hu-cards, al menos— es el de la acción bidimensional en perspectiva lateral, especialmente si iba acompañado de un planteamiento estilístico infantil o caricaturesco. Con más o menos acierto, unas fórmulas que habían nacido en los arcades y se habían extendido y reinterpretado en los ordenadores de 8 bits y —sobre todo— en Family Computer, quisieron trasladarse a la máquina de NEC sin apenas evolución mecánica, pero con la suficiente frescura visual como para captar un público quizás muy tierno, pero también muy fiel y muy abundante. 

Masaya era una de esas editoras de cierta capacidad económica que ponía sus proyectos, muchas ocasiones, en manos de pequeños grupos desarrolladores de índole externa. Sin destacar aún por producciones de excelsa calidad, era capaz de atreverse casi con cualquier género y sistema y no salir muy despeinada tras el intento, lo que, poco a poco, la fue permitiendo ganarse un reconocimiento que la empujaría, más adelante, a apostar por productos de cierta ambición y originalidad. Si su —entonces— reciente Schbibinman 2 quiso clonar con algún descaro al Rockman de Capcom, Dragon Egg! —bajo desarrollo de una aún novel Tenky—, guarda esenciales parecidos con el Monster Land de Sega y Westone —que, recordemos, fue uno de los títulos de lanzamiento de PC Engine con otro nombre y otros personajes—. Dragon Egg! presenta una diferencia trascendental con Monster Land, sin embargo: la respuesta del personaje a nuestro control. La pequeña niña que controlamos en Dragon Egg! es más rápida —especialmente a la hora de atacar— y se mueve sin ninguna inercia, permitiendo fácilmente su manejo con enorme precisión. Esto, por sí solo, manifiesta una concepción típicamente de juego de salón, más aún, por paradójico que suene, que la del propio Monster Land. 

Las dosis de RPG, son, asimismo, menos abundantes en Dragon Egg!. Nuestra protagonista no puede ser equipada con un repertorio tan amplio ni existen tantos items y secretos en el desarrollo del juego, aunque lo cierto es que su evolución es, en realidad, bastante más... notoria. Su forma de ataque inicial es por medio de un huevo, que se irá abriendo hasta convertirse en dragón, proporcionado un cada vez mayor rango de ataque —y capacidad de salto, en el estadio final—. Existen, además, distintos objetos que aumentan el rango y la potencia de fuego, de manera que la forma definitiva es, de hecho, realmente poderosa. Los enemigos dejan caer, al morir, bien monedas para intercambiar por objetos en las pertinentes tiendas, bien items de evolución —pues cada uno de los estadios de ésta requiere de la colecta de una cantidad específica de estos items—, y su número está totalmente predeterminado por fase —aunque no el objeto que portan—. Algunos de los objetos adquiridos en las tiendas —los de curación, principalmente— pueden ser acumulados y empleados en cualquier momento del desarrollo mediante la apertura del menú correspondiente con el botón Select. Y, cómo no, las fases se estructuran en distintos subniveles, donde el último de ellos está siempre reservado para el guardián de fase, lugar al que será deseable llegar con un dragón crecidito y algún que otro item de curación de reserva.
 

Los subniveles son cortitos y variados, y el ritmo del juego es elevado gracias al dinamismo de la protagonista, que responde a nuestras órdenes como pocas veces se había podido saborear
en un programa doméstico anterior del género, de manera que este Dragon Egg! ya reúne dos de los requisitos que, personalmente, le impongo siempre a un título de esta naturaleza para dedicarle la mayor de mis atenciones. La primera toma de contacto con el juego estuvo cargada de entusiasmo, de hecho. Soy un fan incondicional de la saga Monster World, probablemente más por su acabado estético que por su concepción mecánica, y encontrarme que el programa que tenía ante mí seguía las mismas premisas pero proponía un sistema de control mucho más preciso y natural, supuso un conato de felicidad que solo se truncó cuando logré alcanzar el máximo estadio de evolución para mi personaje y el juego se convirtió en un paseo sin ningún tipo de desafío.

Es uno de los males endémicos de este género cuando nace directamente en vídeo-consola, pero no deja de ser dolorosamente lamentable, sobre todo en programas que logran superar los otros males endémicos del género en vídeo-consola — léase desarrollos prolongados insustancial y artificialmente y protagonistas de precario control. Dragon Egg! comienza siendo un interesante reto debido al corto alcance del ataque inicial de nuestro personaje, pero una vez alcanzada la forma definitiva del dragón, en la que el ataque consiste en una bola de fuego que recorre la pantalla —y que puede incluso localizar a los enemigos si le equipamos con el pertinente objeto—, ni siquiera los bosses supondrán una mínima complicación. Acabarse el juego en la primera o segunda partida y con un único crédito, será el desenlace más natural para todo aquél que ya ande un poquito curtido con el mando. Aunque existe la opción de aumentar el nivel de dificultad —algo bastante poco habitual en los juegos de este sistema— y el problema se apacigua levemente, la mecánica se resiente enormemente, pues la diferencia principal es que los enemigos requieren un mayor número de impactos antes de morir, lo que genera un cansancio bastante prematuro.

Visualmente, el juego cumple, pero sin excesivas concesiones. Da la sensación, incluso, de que se ha destinado más memoria a la secuencia de introducción —de las mejores nacidas de una hu-card— que al propio desarrollo del juego. Los escenarios son algo básicos y la variedad de los enemigos, más bien escasa, pero mantienen cierto encanto en general. Las melodías, por otra parte, son muy poco memorables, al margen de las limitaciones que el hardware impone.

Y a pesar de todo, he de recomendar, aunque solo sea tímidamente, Dragon Egg!. Sus niveles se suceden sin provocar aburrimiento y la forma en que la protagonista evoluciona está soberbiamente concebida. Efímero, pero algo de magnetismo sí tiene.

    
                                             Recap

  


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de NCS Corp.
             
 



 
   
     


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