SON SON II
 
Sistema: PC ENGINE
Formato: 2Mb ROM HU-CARD
Hardware: -
Lanzamiento: 27.01.1989
Marca: NEC AVENUE
Desarrollador: CAPCOM

Son Son II es uno de los más reveladores de los eslabones perdidos que podemos encontrar en la historia no escrita del vídeo-juego nipón. Por un lado, es una de las pocas obras de Capcom que no llevan su rúbrica, confirmando que esta gran compañía también tuvo su etapa de me alquilo al mejor postor, además de configurar uno de sus escasísimos títulos para PC Engine. Por otro, nos viene a recordar que NEC —cualquiera que fuera el sello que emplease— era ante todo una editora que subcontrataba a otras casas —anónimamente o no— para la elaboración del soft que alimentase su recién aparecido sistema.

El nombre principal detrás de Son Son II, de hecho, no es otro que el de Yoshiki Okamoto, que no había dejado de fabricar éxitos desde su disidencia de las filas de Konami. Y es importante saber de antemano que Son Son II es un producto dirigido por uno de los mayores responsables de que el juego para salón sea lo que es, de modo que no nos resultará muy difícil comprender de inmediato que la estructura y la dinámica de Son Son II son las de un juego para arcades en estado puro. De hecho, son, casi idénticamente, las de una popular recreativa preexistente, y no hablo precisamente del programa al que sucede. A pesar de su nombre, Son Son II renuncia por completo al planteamiento de su predecesor —una suerte de shooting game de desplazamiento estratificado— para apoderarse del esquema y la mecánica del que era por entonces uno de los mayores y más recientes éxitos de Capcom — Black Dragon, lo que no deja de ser otra fascinante peculiaridad más del lanzamiento.

Black Dragon, aparte de por su sensacional ambientación, había destacado por una sólida y acertada forma de desarrollar el concepto acción 2-D, con un magnífico diseño de niveles que lograba romper en cierto grado con la linealidad habitual en el género y un sistema de adquisición de equipamiento en tiendas que se convertiría casi en marca de la casa desde entonces. Son Son II es más de lo mismo: un protagonista con gran capacidad y versatilidad en el salto armado con un instrumento de largo alcance, unos niveles abiertos a la exploración —dentro de un tiempo límite—, con distintas maneras de recorrerlos y que esconden un buen puñado de secretos, y unos enemigos en constante flujo que al morir liberan las frutas que engrosan nuestro marcador de zenny —moneda de cambio para las tiendas o para obtener alguna que otra ayuda de los personajes secundarios—.

Las diferencias sustanciales llegan con la necesidad de encontrar llaves para acceder a determinadas áreas durante el desarrollo, la incorporación de un repertorio de hechizos —que se va ampliando en función de nuestras inversiones en las tiendas— cuya ejecución depende de la barra indicadora de magia —que se irá alargando según nuestra puntuación, a la usanza de los RPG—, y, por supuesto, con la temática; Son Son interpreta, obviamente, la leyenda china de Sun Wukong y su Viaje al Oeste desde la caricatura y el desenfado típicos del cómic juvenil japonés.

Tras Monster Land, turno para Black Dragon. PC Engine iba contando poco a poco con algunos de los mejores títulos de la acción 2-D nacidos en los arcades, aunque fuera en el formato de
libres adaptaciones. El esfuerzo por parte de sus dos casas madre en conformar un catálogo de hu-cards de calidad que hiciese frente al imperio Famicom empezó a dar frutos con rapidez, y Son Son II fue el más dulce de todos ellos, solo tras la conversión de R-Type.

No creo que nadie echase realmente de menos el primer Son Son, de manera que parece bastante positivo que esta continuación no herede más que el nombre y los personajes de aquel extraño experimento nacido de una Capcom aún sin tablas, especialmente cuando es un clásico como Black Dragon el que sirve de verdadero referente. Como Black Dragon, Son Son II tiene su mejor baza en el diseño de niveles. Investigar todos sus rincones, buscar el item necesario o la mejor manera de hacer dinero, aprenderse las trampas, deshacer el camino andado... rutinas que normalmente se introducen artificiosamente y terminan aburriendo al jugador prematuramente hacen de Son Son II, bien al contrario, una deliciosa y adictiva experiencia. Tal es la genialidad del programa. Aunque lejos, como es lógico, de la exagerada dificultad de Black Dragon, Son Son II es un estudiado desafío de principio a fin que obligará a conocer la utilidad de los distintos objetos, a invertir sabiamente las monedas conseguidas y a enfrentarse una y otra vez a los distintos bosses hasta descubrir sus puntos débiles. El desarrollo es significativamente extenso gracias a un número de subfases elevado, pero raramente cansino. Y ello, a pesar de su concepción a modo de juego para salón en su sentido más puro, que no permite empezar partida si no es desde el principio ni escapar del yugo del factor temporal. Sí; tal es la genialidad del programa.

La adaptación estética realizada por Capcom se aleja, en cambio, de las premisas habituales de la compañía para inscribirse en el ideario ya establecido para la máquina de NEC — personajes SD de gran tamaño, escenarios simples y coloristas y mucha expresividad, a la usanza de los juegos del género para 8 bits. Una hu-card no da para mucho material gráfico, pero los diseñadores de Son Son II supieron valerse de ingeniosos recursos para aparentar una variedad escenográfica con efectividad. Los personajes enemigos diferentes, eso sí, son más bien escasos y no varían apenas entre fase y fase, pero no se convierte en un problema mayúsculo. Quizás es porque los bosses aportan la suficiente pluralidad en este apartado, o quizás es porque ver caricaturizados a algunos de los bichos más comunes de Black Dragon compensa las posibles carencias. En definitiva, gráficamente, Son Son II es más que correcto, destacando por un excelente diseño de los sprites, donde, más que ninguno, el protagonista está resuelto con excepcional simpatía —nada que ver con la interpretación que figura en la cubierta del juego—.

Pero Son Son II es, ante todo, una lección mecánica. El ritmo del juego y la velocidad de nuestro personaje son elevados, pero su respuesta —no solo al desplazarse, sino también al atacar— está soberbiamente medida, lo que se suma a la magnífica estructura del programa. Frente a conceptos basados en la inercia del protagonista como Wonder Boy o Super Mario Bros., Son Son II se decanta por la precisión y la naturalidad del control, que supone automáticamente un acierto para el que escribe. El tándem Capcom - NEC no pudo dar mejor resultado.

    
                                               Recap

  


Todo el artwork original es propiedad intelectual
de Capcom Co., Ltd. y NEC Avenue, Ltd.
             
 



 
   
     


 _______________________________________________ 
 
 

             

Concepto, diseño y texto por Recapitulador.
Los logos y marcas comerciales pertenecen a sus respectivos propietarios. 
Todos los derechos reservados.